viernes, 28 de mayo de 2010

Nuestro sistema climático

El sistema climático es la totalidad de la atmósfera, hidrosfera, biosfera y geosfera y sus interacciones.
Algunos conceptos básicos para entender nuestro sistema climático son :

  • Sumidero: cualquier proceso, actividad o mecanismo que absorbe un gasde efecto de invernadero,un aerosol o un precursorde un gas de efecto de invernadero de la atmósfera (algas...)

  • Depósito: uno o mas componentes del sistema climático en que está almacenado un gas de efecto de invernadero o un precursor de un gas de efecto de invernadero (Bosque, Flora marina...)

Las principales causas son las actividades humanas aunque también hay eventos naturales que pueden contribuir al C.C. 

Para hacernos una idea, las clasificaremos según su fuente :

Energía:

  • Quema de combustibles, industria, transporte,construcción, otros sectores.

  • Emisiones fugitivas de combustibles: petróleo, gas natural, otros

Procesos industriales:
  • Industria química
  • Producción de metales
Utilización de solventes, otros productos.

Agricultura:

  • Quema prescritas de matorrales
  • Quema de rastrojos y residuos agrícolas
  • Incendios forestales
  • Fermentación entérica
  • Aprovechamiento de estiércol
  • Cultivo de arro
  • Suelos agrícolas
  • Otros.

Desechos:

  • Eliminación de desechos sólidos en tierra
  • Tratamiento de aguas residuales
  • Incineración de desechos
  • Otros que generan metano
Erupciones volcánicas
Incendios forestales generados por rayos
Tormentas de polvo
Caída de meteoros
Prendimiento de combustibles fósiles


 
 


jueves, 27 de mayo de 2010

Los niños los más afectados

Save the Children aprovechó la cumbre sobre el clima de las Naciones Unidas, celebrada en Barcelona, para presentar su informe “Viviendo el calentamiento global: supervivencia infantil en un clima cambiante”, en el que alerta de que el cambio climático es la mayor amenaza para la salud de los niños en el siglo XXI. Según la ONG, 175 millones de menores al año se verán afectados por el incremento de los desastres naturales (inundaciones, ciclones, sequías, etc.) en la próxima década.

Estos desastres naturales “se combinarán con un incremento de la malnutrición y de enfermedades que ya provocan las mayores tasas de mortalidad infantil”, como la malaria y la diarrea.

Se estima que la diarrea, que acaba con la vida de un millón de niños cada año, “se incrementará en un 10% hasta 2020 a causa de cambio climático”. La malnutrición, que afecta a 178 millones menores y provoca 3,2 millones de muertes infantiles cada año, “afectará a 25 millones de niños en 2050″. Y la malaria, responsable de que un millón de niños pierda la vida cada año, “afectará 320 millones más de personas en 2080″, señala Save the Children.

El informe de Save the Children señala cómo las familias de las comunidades más pobres serán las más afectadas, ya que el cambio climático reduce su acceso a agua potable y su capacidad de cultivar alimentos nutritivos, incrementa el precio de los alimentos y permite que se propaguen los mosquitos portadores de la malaria.

Responsabilidad de las naciones ricas

Por su parte, el director de Save the Children España, Alberto Soteres, dijo que “los niños y niñas de los países en desarrollo no son responsables del cambio climático y si embargo son los más afectados”. Por ello, “es responsabilidad de las naciones ricas, que han estado emitiendo gases de efecto invernadero durante siglos, ayudar a las comunidades con menos recursos a adaptarse a los efectos del cambio climático”, reclamó Soteres.


“Viviendo el Calentamiento Global” hace también un llamamiento a los gobiernos para que fortalezcan sus sistemas de de sanidad, agua y saneamiento en los países más pobres para que puedan afrontar los efectos del cambio climático.

España

El cambio climático provoca en la Península Ibérica mayores temperaturas, un incremento de las condiciones de aridez, así como más eventos extremos de precipitación, según se desprende del informe ‘Clima en España: Pasado, presente y futuro’.

En cuanto a la situación actual de las temperaturas, el texto cita que los registros instrumentales del siglo XX muestran un aumento progresivo de la temperatura, que ha sido especialmente acusado en las tres últimas décadas (1975-2005), cuando se define una tasa media de calentamiento de 0,5 grados centígrados por década, aproximadamente.


Concretamente, se trata de una cifra un 50 por ciento superior a la media continental en el Hemisferio norte y casi el triple de la media global, pero que no sólo se registra en España sino en todo el continente europeo.

En promedio, se predice una tendencia a condiciones más áridas en la mayor parte de la Península Ibérica.

La otra cara de la moneda

Productos de alimentación, ordenadores, cosméticos, artículos de limpieza, vehículos y hasta ataúdes ecológicos se ofertan cada vez con más frecuencia en España, pero lo que podría considerarse como un avance en la lucha contra el cambio climático se reduce en ocasiones a una estrategia publicitaria.


El investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona Vicent Alcántara, ha explicado que incorporación de criterios ecológicos en las fases de fabricación y funcionamiento de los productos, “sería una oportunidad si se respetara la ley, pero a menudo se publicitan con etiqueta de productos ecológicos otros productos que no lo son”.

“Anunciar que un coche no emite dióxido de carbono es un disparate, porque incluso si utilizara pilas recargables, la fabricación de estas baterías también emite CO2 a la atmósfera”.

Alcántara defiende que los pilares básicos para una economía ecológica deberían ser las tecnologías limpias, las energías renovables, una reestructuración del transporte, la gestión eficiente de recursos y residuos y el “verdeo” de las empresas y de los hogares; pero también una gestión sostenible de la agricultura y los bosques y el respeto de los ciclos de agua.

“Siempre se gana más destruyendo el planeta porque es mucho más rápido destruir que construir” pero al mismo tiempo el modelo económico actual ya no supone un aumento del bienestar de la sociedad, según este experto.

Según este investigador, una economía ecológica debe entenderse como un nuevo modelo económico y “no como una oportunidad de negocio” .

martes, 25 de mayo de 2010

El negocio de limpiar el planeta

En el último año empresas particulares, torneos y hasta automóviles se han apuntado a la compensación voluntaria de emisiones, un negocio que mueve unos $1,450 millones al año, parte de ellos sin control, y que supone una especie de bula ecológica. No importa cuánto contamine uno, siempre que luego pague por ello.


Si compra un Volkswagen Polo Blue Motion, la empresa afirma que plantará 17 árboles y que estos absorberán tanto CO2 como el que emitirá el coche durante los primeros 50,000 kilómetros; la empresa Forlasa sostiene en su publicidad que compensa las emisiones de dióxido de carbono que genera su queso manchego; Liberty Seguros ofrece una póliza que por $29 más al año compensa las emisiones de CO2 de un coche. La cumbre de Bali generó tanto CO2 como un país del tercer mundo, pero no pasa nada: Indonesia plantó a cambio miles de árboles.

El gobierno español ultima un registro en el Observatorio de la Sostenibilidad del ministerio y la Universidad de Alcalá de Henares para que de forma medible, creíble y controlada se sepa cuántas emisiones reduce cada empresa de forma voluntaria. Para que exista un sello, al igual que para los alimentos ecológicos, que certifique que efectivamente se está reduciendo el CO2, principal responsable del cambio climático. Este dióxido de carbono se acumula en la atmósfera, retiene el calor que emite la Tierra y la calienta.

Apagón mundial

Las remotas islas Chatham, en el Pacífico neozelandés, dieron este sábado el pistoletazo de salida al apagón planetario para concienciar al mundo, al menos durante una hora, de la necesidad de luchar contra el cambio climático.

Los 600 habitantes de las minúsculas Chatham, que marcan el inicio del ciclo horario, apagaron sus generadores de diesel para participar en la 'Hora del Planeta', la iniciativa que impulsa el Foro Mundial para la Naturaleza (WWF).

"La Hora del Planeta es una plataforma global para que millones de personas expresen su preocupación por los efectos devastadores del cambio climático", señaló James Leape, director general de WWF, en un comunicado difundido en Ginebra

Cuando los últimos participantes, los habitantes de las Islas Samoa -también en el Pacífico-, se queden a oscuras, habrán pasado 26 horas, en las que se ensombrecerán 4.000 ciudades de 121 países, incluidos monumentos tan emblemáticos como la Torre Eiffel, la Ciudad Prohibida o el Empire State Building.

La “Hora del Planeta” partió del Foro Mundial para la Naturaleza (WWF). El primer año participó un país y una ciudad, con unos 50.000 hogares y unos 2.000 edificios de empresas y negocios. Al año siguiente, la asistencia incluyó 4.088 ciudades de 88 naciones.



Además, la “Hora del Planeta” también tiene presencia en el mundo virtual: casi un millón de seguidores en Facebook; y 25.500, en Twitter. “Anoche el número creció en 20.000.



Cenas con candiles

Desde la capital, las autoridades animaron a los ciudadanos a "celebrar una cena con candiles", después de que el año pasado varios hoteles, oficinas y edificios históricos ya formaran parte del apagón voluntario.
 


 
Los países africanos adheridos a la Hora del Planeta 2010 han sido Botsuana, Ghana, Kenia, Madagascar, Mauricio, Mozambique, Namibia, Nigeria, Senegal, Sudáfrica, Tanzania, Zambia y Zimbabue y, en muchos de ellos, se celebraron concentraciones de jóvenes a la luz de las velas para tratar sobre el cambio climático.

Un total de 121 países y 3.400 ciudades se han adherido a “La Hora del Planeta”, una iniciativa creada por Ande Ridley y que se estrenó en Sydney (Australia) hace tres años para concienciar sobre el cambio climático. Quienes la apoyan, se comprometen a apagar luces y electrodomésticos durante una hora. Esta acción se llevará a cabo el sábado 27 de marzo y los últimos en apuntarse han sido el Estadio Bernabéu, en Madrid, y el de Mestalla, en Valencia.